Introducción al debate sobre el cálculo económico socialista (I)
Por qué el cálculo económico es imposible en el socialismo
Con el motivo de mi aproximación al acabamiento de la lectura de Socialismo, cálculo económico y función empresarial, he decidido escribir una serie de artículos sobre este debate que tanta relevancia ha tenido en la Ciencia Económica. Siendo este el primero de la serie, trataré de hacer un resumen de la aproximación que Huerta de Soto emplea para explicar cómo la coacción institucional (comúnmente llamada socialismo) es imposible desde una perspectiva epistemológica y económica. Esto es debido a la incapacidad del órgano director de llevar a cabo el cálculo económico (definido por Soto como el juicio estimativo de los resultados de un determinado curso de acción) necesario para una cooperación social funcional.
Para entender la postura del autor, hay un concepto cuyo entendimiento es vital, a saber, el de la función empresarial creativa. Según Huerta de Soto, esta es imprescindible para la coordinación social espontánea, cuya provisión solo puede proceder de sistemas de asignación de títulos de propiedad con un menor grado de coacción institucional, siendo estos los relativamente más capitalistas –Huerta de Soto define al socialismo como todo sistema de agresión institucional al libre ejercicio de la función empresarial, contrapuesto al capitalismo, donde esta coacción institucional es o debería ser menor o incluso inexistente.
Alejándose de los teóricos neoclásicos, que presumen que todo el conocimiento empresarial es objetivo y está dado, Huerta de Soto impregna su teoría sobre la coacción estatal de ese subjetivismo y dinamismo de la Escuela Austríaca (para más información, véase el artículo Luces y sombras de la Escuela Austríaca de Economía). En este sentido, el autor define el conocimiento empresarial como 1) subjetivo, porque los costes marginales y otros datos pueden ser interpretados de maneras muy distintas por el actor (un empresario podría disminuir su escala de producción al obtener pérdidas, mientras otro podría pensar que forma parte de una estrategia de inversión a largo plazo, verbigracia); 2) por descubrir, dado que la acción humana empresarial constantemente está hallando nuevos medios para satisfacer sus fines; y 3) privativo y disperso, pues cada ser humano posee conocimientos únicos sobre sus fines y medios, manifestándose en el ámbito empresarial como la división intelectual del conocimiento. Aunque Huerta apunta a más características adyacentes, estas tres son las más relevantes para entender cómo el órgano director jamás podrá realizar el cálculo económico tanto por la cantidad de conocimiento descubierto y por descubrir como por la no disponibilidad de este, al ser privativo y disperso.
Este debate, condensado y resumido en la obra mencionada previamente, se remonta a 1920, con la aportación de Ludwig von Mises en su artículo Economic calculation in the socialist commonwealth, donde ya se predijo la caída de los países donde la coacción institucional y la presencia estatal en las actividades productivas rebosaba por doquier, como la Unión Soviética. A este respecto, Huerta de Soto ya apunta al principio de su obra cómo la Ciencia Económica (excluyendo a Mises, Hayek y otros teóricos austríacos) no estuvo a la altura de las circunstancias, al no asumir la veracidad de los argumentos austríacos en lo referente a la inminente caída de los países del Este, con todo el sufrimiento humano que ello conllevó. Es por esta razón que las refutaciones que Huerta dirige hacia Lange, Dickinson, Karl Polanyi, Hurwicz –y muchos otros teóricos socialistas que postulan la viabilidad del socialismo mediante prácticas algebraicas, planometría y otros medios– son de gran relevancia para no volver a cometer los errores del pasado.
Con todo, no es la intención de este artículo replicar los argumentos de la obra de Huerta de Soto, sino poner en contexto al lector sobre el debate en torno al cálculo económico socialista, para que se puedan comprender las distintas críticas que trataré dirigir a algunos papers contemporáneos que se afanan por defender la viabilidad de la coacción institucional, o de las economías planificadas incluso. Para aquellos que quieran ampliar sus conocimientos sobre este debate tan apasionante, son muy recomendables La fatal arrogancia de Hayek, Socialismo: análisis sociológico y económico de Mises y, por supuesto, Socialismo, cálculo económico y función empresarial, de Huerta de Soto, a partir del cual podrán ir obteniendo más bibliografía sobre el tema.