El Silicon Valley Bank y el intervencionismo monetario
Regulación, planificación central y pánicos bancarios
La quiebra del Silicon Valley Bank ha sido otra oportunidad para todos aquellos movimientos que emplean estas situaciones obtener beneficios políticos y económicos, y estos no la han desperdiciado. Demasiados han sido los que han apuntado a la desregulación como la causa de esta corrida bancaria. Otros, sin embargo, hacen uso de este discurso por su carencia de conocimiento básico sobre el funcionamiento del sistema bancario. Sea como fuere, es imperativo explicar de nuevo por qué estas situaciones recurrentes son el resultado de la coacción institucional en el mercado monetario, como se explicará a continuación.
Empecemos por el principio. El dinero es uno de los utensilios más relevantes en la acción humana. Gracias a él, podemos intercambiar con otros individuos constantemente, sin los inconvenientes propios del trueque o, más bien, la ausencia de un medio de intercambio con un valor transportable a lo largo del tiempo y el espacio. Los tipos de interés, la masa monetaria y la demanda de dinero son algunos de los factores que afectan indefectiblemente a nuestra economía, distorsionando los precios, la preferencia temporal y la estructura económica en caso de manipulación monetaria.
Desafortunadamente, este es el caso –el de la manipulación monetaria– de las economías capitalistas modernas, donde la tradición socialista en el ámbito monetario ha permeado ostensiblemente, con la creación de la Reserva Federal en 1913 y la de otros bancos centrales en años posteriores. Los efectos nocivos –ya sintetizados por Rothbard en Poder y mercado y Huerta de Soto en Socialismo, cálculo económico y función empresarial, entre muchos otros– de la coacción institucional no han sido evadidos en el mercado monetario.
Actualmente, el banco central es el emisor del dinero fíat –cuya naturaleza ya fue resumida en un artículo anterior– del país característico. Además, este fija el tipo de interés a corto plazo de esa moneda, sin un mercado donde interactúen las preferencias subjetivas de los ajustes. Como en muchos otros campos, la imposibilidad de llevar a cabo el cálculo económico –juicio estimativo del actor sobre los medios empleados en llevar a cabo una determinada acción– es ineludible. Sin un mercado libre para ejercer su característico dinamismo, la autoridad central carece de todo el conocimiento disperso necesario para fijar un determinado tipo de interés a lo largo y en un determinado punto en el tiempo.
Tanto la oferta monetaria como los tipos de interés a corto plazo son, como ya se ha apuntado, dos variables que afectan a la estructura económica constantemente. Si estas dos variables fueran determinadas por un mercado libre, se aplicarían constantemente correcciones a aquellos agentes que otorgaran crédito a tipos artificialmente bajos (en parte por la iliquidez a largo plazo), o que emitieran letras de relativamente peor calidad (emitir más pasivos de los que el banco puede amortizar a corto plazo).
La existencia de un banco central que suprime la interacción libre en el mercado para determinar tanto la oferta monetaria como los tipos de interés (aunque ambos vayan intrínsecamente ligados) acaba causando que una conducta empresarialmente errónea –como ha sido el aumento sin precedentes de toda la masa monetaria y la rebaja de tipos de interés– no se vea corregida y contamine el sistema bancario y, por tanto, la estructura económica.
Ahora bien, ¿qué ha ocurrido con el Silicon Valley Bank?, y, ¿cómo ha afectado el intervencionismo monetario en este caso particular? Para responder a estas preguntas, es vital entender la política monetaria y fiscal de los últimos tres años, precedidos por un período poco inflacionario. En 2020, los bancos centrales occidentales (la Reserva Federal, el Banco Central de Inglaterra y el Banco Central Europeo), se lanzaron a una política monetaria extremadamente expansiva, basada en unos tipos de interés muy reducidos y un aumento de la masa monetaria muy pronunciado. Esta moneda fíat de nueva creación fue empleada para hacer Quantitative Easings, que consisten en comprar deuda pública de los Estados soberanos pertenecientes a la jurisdicción del banco central, reduciendo los tipos de interés de la deuda pública del Estado.
Los bancos, cuya configuración de activos financieros consiste en gran parte en deuda pública, ven su liquidez comprometida cuando el valor presente de esos activos financieros cae conforme se incrementan los tipos de interés. Esto, de manera muy resumida, ha sido lo que ha ocurrido con el SVB: el valor de sus activos financieros en forma de deuda pública se ha contraído, comprometiendo su solvencia y reduciendo la confianza de los acreedores en que el banco pueda hacer frente a sus pasivos, como es el caso de los depósitos.
En conclusión, cuando se han de llevar a cabo políticas monetarias contractivas, se acaba produciendo un episodio de tensión monetaria que pone en peligro la solvencia de los bancos, particularmente de los más pequeños. Todo esto no es más que la consecuencia de la inyección masiva de liquidez que tuvo lugar durante la pandemia, y cuyas consecuencias ahora hemos de afrontar. En definitiva, estos eventos experimentados no son más que el fruto de la intervención monetaria, que está teniendo efectos fatales para los individuos, no solo en forma de quiebras, también en forma de una inflación galopante y la ulterior pérdida de poder adquisitivo.
"Quantitative Easings, que consisten en comprar deuda pública de los Estados soberanos pertenecientes a la jurisdicción del banco central, incrementando los tipos de interés de la deuda pública del Estado." los tipos de interés se reducen con el QE. Buen artículo.